jueves, 4 de noviembre de 2010

Pacheco siempre tuvo razón

Siendo bastante más joven que ahora y en el transcurso de un viaje familiar a tierras gaditanas, llamó mi atención una bonita pared encalada, de esas tan típicas de “los pueblos blancos”, sobre la que alguien había dejado una pintada: “Pacheco tiene razón, la justicia es un mojón”. En aquel momento no lo sabía, pero el tal Pacheco no era otro que Pedro Pacheco, por aquel entonces alcalde de Jerez por el Partido Andalucista, y la pintada se refería a unas declaraciones realizadas por este en 1985. Al parecer se le calentó la boca ante una resolución judicial que perjudicaba gravemente a su Ayuntamiento, por lo que se refirió a la justicia en esos términos – exactamente dijo “la justicia es un cachondeo”-. Unas declaraciones públicas que, por cierto, le valieron ser acusado, y si no recuerdo mal condenado, por un delito de desacato. El caso es que al gachón no le faltaba razón.

Con bastante asiduidad los medios de comunicación, institutos oficiales y otras entidades encargadas de realizar encuestas y sondeos, suelen preguntarnos acerca de cómo vemos la situación de la justicia española. La constante es siempre la misma, la percepción que los ciudadanos tenemos de ella no es demasiado buena. Como consecuencia, los responsables del Ministerio competente en la materia, así como las diferentes asociaciones profesionales de jueces, se afanan en salir a la palestra para dar explicaciones y proponer posibles mejoras que o bien no se llevan a cabo, o sí que se llevan pero no resuelven nada… y vuelta a empezar.

A comienzos de esta semana se conoció que el juzgado de instrucción encargado del “Caso Federación”, ha acordado sobreseer el proceso considerando que los hechos probados “pueden dar lugar a una responsabilidad civil, pero no a un delito”. Por si no lo recordáis, el asunto implicaba a varios miembros de la Real Federación Española de Fútbol –entre ellos a su Presidente y a su Vicepresidente- en turbios tejemanejes económicos por los que se les imputaban delitos de apropiación indebida, administración desleal y falsedad documental. Pues ahora resulta que, pese a las tropecientasmil evidencias en forma de documentos, declaraciones y grabaciones existentes –algunas de ellas las pudimos conocer a través de la radio-, el señor juez decide que eso son chorradas, unas minucias sin importancia o más exactamente “irregularidades no significativas en las cuentas de la RFEF”.


Y vale tíos, estoy de acuerdo que viviendo en un país en el cual un presidente de Comunidad Autónoma recibe cuantiosos regalos a cambio de “favores” y el juez no ve indicios de delito en ello, o en el cual un Presidente de Diputación Provincial pluriempleado, para más INRI imputado por supuesto tráfico de influencias y fraude fiscal, cobra por sus servicios cantidades cercanas al millón de euros, le toca el Gordo de la Lotería el mismo año y encima ¡la declaración de la renta le sale a devolver!, pues esta chorrada de la RFEF parece un asunto menor. Pero ostias, ¿no me digáis que no es para cabrearse? Que a veces a uno le dan ganas de hacer como el personaje de Ben Sachs, en "Leviatán", pero cambiando de objetivos…  o como Timothy McVeigh, reventar un día y enviarlo todo a tomar por culo.   

Unos años después de ver por primera vez aquella pintada, comencé mis estudios universitarios. No sé si influyó en algo el que me decidiera por el mundo de las leyes, el caso es que me matriculé en la Facultad de Derecho. A día de hoy no sé si esa formación me ha servido para mucho, la verdad. Tal vez para entender la compleja realidad de este país… o no. O para reflexionar sobre temas, aparentemente importantes, alcanzar mis propias conclusiones, discutir con mis amigos en la barra de un bar y arreglar el país a las bravas. En fin, algo es algo. Bueno y para acordarme de algunas chorradas como lo del “genus nunquam perit” del derecho civil o aquello otro tan molón de la “vis atractiva”, aplicable en diferentes ámbitos del derecho. También recuerdo lo bonito y lo inútil que resulta casi todo lo relacionado con el derecho internacional público, especialmente en lo referente al Medio Ambiente y al mar - más aún en aquellos años en los que estalló la “Guerra del fletán” entre Canadá y España-. Pero sobretodo me acuerdo de las teorías sobre la justicia que nos enseñó un eminente catedrático de filosofía del derecho. En concreto recuerdo aquella idea sostenida por los racionalistas y que considera que la justicia es dar a cada cual lo suyo. El problema es que, visto lo visto, no se le da a cada uno lo suyo o lo que es peor, ni siquiera sabemos que coño significa a “cada cual lo suyo”.

En fin… A la justicia la solemos ver representada por una mujer con los ojos vendados, con una balanza en una mano y una espada en la otra. Lo que no nos dice ese dibujo es que en esa balanza no cabe todo el mundo y que algunos, normalmente aquellos que no pasan por la balanza, además cogen la espada y nos la meten por el culo a los demás.

Y sí, Pacheco tenía razón. Siempre la tuvo.
Por cierto que las viñetas son de El Roto, ¿de quién si no?

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