Siendo bastante más joven
que ahora y en el transcurso de un viaje familiar a tierras gaditanas, llamó mi atención una
bonita pared encalada, de esas tan típicas de “los pueblos blancos”, sobre la
que alguien había dejado una pintada: “Pacheco tiene razón, la justicia es un mojón”. En aquel momento no
lo sabía, pero el tal Pacheco no era otro que Pedro Pacheco, por aquel entonces
alcalde de Jerez por el Partido
Andalucista, y la pintada se refería a unas declaraciones realizadas por este en 1985. Al parecer se le calentó la boca ante una resolución judicial que
perjudicaba gravemente a su Ayuntamiento, por lo que se refirió a la
justicia en esos términos – exactamente dijo “la justicia
es un cachondeo”-. Unas
declaraciones públicas que, por cierto, le valieron ser acusado, y si no
recuerdo mal condenado, por un delito de desacato. El caso es que al gachón no
le faltaba razón.
Con bastante asiduidad los
medios de comunicación, institutos oficiales y otras entidades encargadas de
realizar encuestas y sondeos, suelen preguntarnos acerca de cómo vemos la
situación de la justicia española. La constante es siempre la misma, la
percepción que los ciudadanos tenemos de ella no es demasiado buena. Como
consecuencia, los responsables del Ministerio competente en la materia, así como las
diferentes asociaciones profesionales de jueces, se afanan en salir a la
palestra para dar explicaciones y proponer posibles mejoras que o bien no se
llevan a cabo, o sí que se llevan pero no resuelven nada… y vuelta a empezar.
A comienzos de esta semana se conoció que el juzgado de instrucción encargado del “Caso Federación”, ha acordado sobreseer el proceso considerando que los hechos probados “pueden dar lugar a una responsabilidad civil, pero no a un delito”. Por si no lo recordáis, el asunto implicaba a varios miembros de la Real Federación Española de Fútbol –entre ellos a su Presidente y a su Vicepresidente- en turbios tejemanejes económicos por los que se les imputaban delitos de apropiación indebida, administración desleal y falsedad documental. Pues ahora resulta que, pese a las tropecientasmil evidencias en forma de documentos, declaraciones y grabaciones existentes –algunas de ellas las pudimos conocer a través de la radio-, el señor juez decide que eso son chorradas, unas minucias sin importancia o más exactamente “irregularidades no significativas en las cuentas de la RFEF”.
Y vale tíos, estoy de
acuerdo que viviendo en un país en el cual un presidente de Comunidad Autónoma
recibe cuantiosos regalos a cambio de “favores” y el juez no ve indicios de
delito en ello, o en el cual un Presidente de Diputación Provincial
pluriempleado, para más INRI imputado por
supuesto tráfico de influencias y fraude fiscal, cobra por sus servicios cantidades cercanas al millón de
euros, le toca el
Gordo de la Lotería el mismo año y encima ¡la declaración de la renta le sale a
devolver!, pues esta chorrada de la RFEF parece un asunto menor. Pero ostias,
¿no me digáis que no es para cabrearse? Que a veces a uno le dan ganas de hacer
como el personaje de Ben Sachs, en "Leviatán", pero cambiando de objetivos… o como Timothy McVeigh, reventar un día y enviarlo
todo a tomar por culo.
Unos años después de ver
por primera vez aquella pintada, comencé mis estudios universitarios. No sé si influyó
en algo el que me decidiera por el mundo de las leyes, el caso es que me
matriculé en la Facultad de Derecho. A día de hoy no sé si esa formación me ha
servido para mucho, la
verdad. Tal vez para entender la compleja realidad de este
país… o no. O para reflexionar sobre temas, aparentemente importantes, alcanzar
mis propias conclusiones, discutir con mis amigos en la barra de un bar y
arreglar el país a las bravas. En fin, algo es algo. Bueno y para acordarme de
algunas chorradas como lo del “genus nunquam perit” del derecho civil o aquello otro tan molón de la “vis atractiva”, aplicable en diferentes
ámbitos del derecho. También recuerdo lo bonito y lo inútil que resulta casi
todo lo relacionado con el derecho internacional público, especialmente en lo
referente al Medio Ambiente y al mar - más aún en aquellos años en los que
estalló la “Guerra del fletán” entre Canadá y España-. Pero
sobretodo me acuerdo de las teorías sobre la justicia que nos enseñó un eminente
catedrático de filosofía del derecho. En concreto recuerdo aquella idea
sostenida por los racionalistas y que considera que la justicia es dar a
cada cual lo suyo. El problema es que, visto lo visto, no se le da a cada uno
lo suyo o lo que es peor, ni siquiera sabemos que coño significa a “cada cual lo suyo”.
En fin… A la justicia la
solemos ver representada por una mujer con los ojos vendados, con una balanza
en una mano y una espada en la
otra. Lo que no nos dice ese dibujo es que en esa balanza no
cabe todo el mundo y que algunos, normalmente aquellos que no pasan por la
balanza, además cogen la espada y nos la meten por el culo a los demás.
Y sí, Pacheco tenía razón.
Siempre la tuvo.
Por cierto que las viñetas son de El Roto, ¿de quién si no?
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