Una de las cosas que más
me gusta de mi oficina, es disponer de un enorme ventanal que ofrece unas
bonitas vistas a la zona noble de la ciudad. Pero de un tiempo a esta parte ese
“privilegio” se está viendo amenazado por la rápida construcción de un edificio
de viviendas de lujo enfrente mismo. Justo en el momento en que en este país no
se construye nada. ¡Tiene huevos la cosa!
Por otra parte, gracias a
la evolución de esa obra, cada mañana cuando llego al curro presencio un extraño
ritual que me tiene completamente fascinado. Se trata de una delicada operación
de “transporte aéreo” del catre móvil para operarios que, debido a la velocidad
con la que se está edificando, precisa ser movido a diario de una punta a otra. Y va
en serio, ¡lo juro!. Ese cagadero pendiendo de una grúa, recortando su silueta
contra el cielo azul (o rojizo o gris, según el día) y meciéndose al ritmo que le impone
el viento, es una imagen muy bella. Como cuando Ricky Fitts, el vecino
psicótico de “American Beauty”, graba la escenita de la bolsa de plástico dando
vueltas en el aire.
Alguien debería incluir esta
imagen en una película. En una especie de “Spanish beauty” en la que, pongamos
por caso, Gabino Diego recogiese estas bellas imágenes con la cámara de su
teléfono móvil, a modo de colofón. Un elemento al que se podría otorgar un
carácter no sólo onírico, sino también soez. Por ejemplo, si el cagadero se
abriera en pleno traslado y una lluvia de “petróleo” se desparramara sobre los
andamios, llenando a los trabajadores de mierda hasta las cejas.
Ahora en serio. Todos los
días rezo para que pase esto último y, a poder ser, antes del próximo día 22, el
del Sorteo Extraordinario de Navidad. Lo digo por aquello que siempre se
comenta de que pisar una mierda es un signo de fortuna, ergo que la mierda te
“pise” a ti debe dar la hostia de suerte. Por lo menos yo prefiero que la suerte sonría a estos currelas, antes que a gentuza del tipo
Carlos Fabra, sempiterno ganador del Sorteo. Aunque, que coño, para que engañarnos, mejor me lleno yo de mierda y me llevo el premio.
...me da a mí que no hará falta. Este año me he hecho con el boleto ganador:
...me da a mí que no hará falta. Este año me he hecho con el boleto ganador:
"In Fabra we trust"
Mi ventana de entresuelo da a una especie de sumidero oscuro y sucio de cuatro metros cuadrados en el que a veces llueven pinzas de ropa y condones usados. Día tras día rezo para que algún vecino suicida me alegre la vida estampándose contra el suelo, pero nada.
ResponderEliminarNo se me queje.
La espectativa de presenciar un suicidio siempre será más halagüeña que la ser testigo de un accidente laboral... no se me queje usted... je je je
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