viernes, 22 de agosto de 2008

“¡Por el Zeitgeist de tu madre, entréganos la pasta!”


Siguiendo la recomendación de un buen amigo, me he leído una novela del escritor británico, de origen húngaro, Tibor Fischer. Nacido en 1959 en Stockport, más tarde licenciado en la prestigiosa Universidad de Cambridge, se erige como uno de las mayores promesas de la literatura tras ser seleccionado por la revista Granta entre los veinte mejores jóvenes novelistas británicos. Corría el año 1993 y acababa de debutar con “Bajo el culo del sapo”. Un año después aparecería “Filosofía a mano armada”, su segunda obra publicada y de la que os hablo aquí.

Lo mejor que puedo decir es que desde la primera hasta la última página no he parado de reír. Eso y que ha supuesto una amenísima lectura para estos calurosos meses de verano. No es poca cosa. Hoy día resulta difícil encontrar novelas tan bien escritas y que opten por lo cómico antes que por lo trágico o el dramón. Cierto es que sus personajes no son verosímiles, que las situaciones son bastante absurdas, que la historia se hila sobre acontecimientos y casualidades increíbles, pero al final da absolutamente igual. Resulta divertidísima.

El protagonista responde al nombre de Eddie Féretro y es un regordete profesor de filosofía de la Universidad de Cambridge. Un tipo caradura, depravado y borrachín que guarda algún parecido con el mítico Ignatius T. Reilly de “La Conjura de los Necios”. Un vivales aparente pero que, tras una gruesa capa protectora, esconde un alma desencantada con la vida y con la filosofía. Perseguido por la policía a causa de un asunto bastante turbio, desembarcará en Francia, patria de Montaigne. Su verdadera referencia filosófica e incluso vital. Por casualidad conocerá a Hubert, un delincuente habitual proveniente de los bajos fondos y enfermo crónico. Y juntos formarán una banda de atracadores que vivirán mil y una aventuras canallescas, a cada cual más surrealista. En su empresa se servirán tanto de los razonamientos de los grandes de la filosofía, como de metralletas último modelo. Siguiendo la lógica socrática que reza aquello de “una vida sin examen no merece la pena ser vivida”, los dos integrantes de “La Banda del Pensamiento” –así se harán llamar- iniciarán una desenfrenada carrera a lo largo de la geografía francesa para robar -y filosofar- en bancos y restaurantes de tres tenedores, para después fundirse lo robado -y continuar filosofando- allí donde les place.
“Te parece posible que tú, una ruina sin talento e infraeducada, y yo, una ruina sin talento y sobreeducada, podríamos conseguir algún puesto de sueldo razonable? –Lo dudo muchísimo. –¿Y no sería más eficaz caminar hasta ese banco que tenemos delante y despojarlo de su lucro?”

Este particular viaje o huida hacia cualquier parte sirve para que el desilusionado protagonista recupere las ganas de vivir, redimiéndose de muchos de los traumas y complejos que le han acompañado a lo largo de su vida y que el autor desvela a través de flashbacks intercalados a lo largo de la historia. De igual forma observaremos una evolución en Hubert, quien tomando al profesor como su maestro irá cultivando el intelecto con la lectura de los clásicos y “zeteando” que es gerundio. Investigando en la lengua de nosotros.

La verdad es que ya quisieran muchos novelistas “serios” alcanzar con sus obras el grado de divertimento que consigue Tibor Fischer en su “Filosofía a mano armada”. Gran historia. Mucho más que hilarante. Un feliz descubrimiento. Gracias Rojo.

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