Un
banyán (baniano) es un ficus, o sea, un árbol corpulento que crece
en climas templados y muy húmedos. También conocido como higuera de
Bengala, se le considera un árbol sagrado en la India, país en el que cualquier
desarrapado –y mucho flipao- puede alcanzar la condición de santón y cualquier planta o animalucho ser venerado cual deidad. Viendo la espectacularidad de
estos banianos con sus características raíces aéreas, que pueden alcanzar los
treinta metros de altura, no es extraño que los hindúes quieran ver en ellos
algo sagrado.
Bien. Este rollo es para ponerle algo de contexto a “El banyán rojo”, una historieta
gráfica facturada por el polifacético Carlos Vermut que me leí anoche, antes de
acostarme. Cómic escueto que está ambientado en la India y transcurre principalmente
en el interior de un enorme baniano de color rojo. Su protagonista es un
alfarero que es descubierto por el señor del reino zumbándose a
su parienta, a quien dejará embarazada. El cornudo, que aquí juega el rol de
malo maloso, manda a sus huestes para que capturen al alfarero, quien en la
huida se interna en la “Jungla del Silencio”. Al final es capturado por un
ser extraño y terrible a las órdenes del señor cornudo, que le cortará los
brazos justo entre las raíces voladoras de un inmenso baniano rojo que no es lo
que parece. Así comienza una historia fantástica, algo simple en su planteamiento,
pero no por ello exenta de interés.
Lo más chulo del álbum es el dibujo de Vermut, el fuerte colorido y esas
viñetas en las que predominan los tonos cálidos. Sin embargo, tal vez por el
formato liliputiense en el cual se editó, o por el papel
empleado -o yo que sé- pues como que no le luce demasiado. Una lástima porque el
cómic no está mal, pero uno tiene la sensación de que, quizás por esos aspectos formales, como que la faena
no está bien rematada.
Pos eso quería decir.
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