Me he
leído este libro por casualidad y casi a desgana. Era lo único que tenía a mano. De su escritor, el checo Karel Capek, tan
sólo conocía que es el padre del concepto “robot”, palabra que acuñó
basándose en los términos “r’b” del antiguo eslavo y “rabota” del
checo, cuyo significado es “esclavo” y “trabajo” respectivamente. Más allá de
las leyendas que circulan por la red acerca de cómo surgió el término, lo que
es demostrable es que su puesta en liza será gracias a la pieza teatral “R.U.R. (Robots Universales Rossum)” escrita y dirigida por el propio Capek
y que sería estrenada en Praga en 1920.
En todo caso la novela más conocida de Capek es esta “La guerra de las salamandras”, una distopía futurista con fuerte carga política, que tiene como
protagonistas a estos repulsivos anfibios. Y es que cuando el capitán Van Toch
descubre en alguna isla de la Polinesia a una especie de salamandra capaz de
hablar y de aprender, nunca se imaginó la que se
podía liar. Con una finísima ironía, vemos como el sistema capitalista se
aprovechará de estas criaturas hasta que exploten. Primero las estudia y muestra como reclamo en sesiones de carácter científico, en zoológicos o en
representaciones de circo. Al poco la industria las va introduciendo en todo
tipo de cometidos ingratos para los seres humanos. Al final serán los propios gobiernos
de las potencias europeas quienes las usen para impulsar el comercio, expandir sus fronteras y modernizar los ejércitos. Para eso les irán suministrando
herramientas, conocimientos y hasta armas, lo que a la postre
desencadenará la rebelión de las salamandras.
Se considera que Capek realiza una sátira velada al nazismo
emergente. También a un sistema económico y un orden mundial no interesado en
pararle los pies a los secuaces de Adolf Hitler. De hecho en la novela vemos como nadie
toma conciencia de que la extensión de las salamandras por el globo puede
resultar una amenaza para el género humano. Al igual que ocurría en su época
con el nazismo y su particular visión del mundo. No parece casual que el tipo fuese declarado por los nazis como el “enemigo público nº 2 de Checoslovaquia”.
Del número uno no hay noticia.
Estamos por lo tanto ante una de las obras cumbre de la literatura de ciencia
ficción. Un libro pesimista y crítico, muy necesario para la época en la que se
escribió e incluso para los tiempos que corren. Y es que en ciertos
aspectos no parece que estemos muy alejados de aquella Europa de entreguerras.
Al final me alegro de no haber tenido elección. “La guerra de las salamandras” me ha parecido un libro divertidísimo, sobre todo la parte
dedicada a desgranar el extenso dossier de artículos sobre las
salamandras que el señor Povondra fue coleccionando a lo largo de su vida. Seguramente ya os lo habréis leído, pero vaya, por si acaso no, os la recomiendo. Que no os pase como a mí.
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