Acabo
de llegar a casa desde los cines Lys, en donde me he metido a “Mapa de los sonidos de Tokio” de Isabel Coixet. Me apetecía verla porque, hasta
ahora, me molaba el cine de la realizadora catalana y además me interesaba su visión personal de la capital nipona. He dicho hasta ahora… ¡Menuda
decepción! ¡Se ha cubierto de gloria la gachona!
Y es
que menudo bodrio de película. Uno sale con la sensación de que esto es una
mala adaptación de alguna novelilla escrita por un imitador de Murakami. Lenta,
aburrida, mal hilada, inverosímil... Una mierda pinchada en un palo, vamos.
Encima la Rinko Kikuchi me parece una actriz nefasta. Por si no me había
quedado suficientemente claro con su penoso papel en "Babel", donde interpretaba
a la niña sordomuda cuya principal aportación consiste en enseñar la rata.
Y por otro lado tenemos a Sergi López, “contrastado” maestro de la
interpretación al cual servidor aún no le ha visto la gracia. Y eso que me he
esforzado. Siempre que se estrena alguna cinta en la que participa López y
se nos venden las bondades del nacido en Vilanova i la Geltrú, allá que voy.
Mayormente cintas francesas, que es donde mayormente se desempeña. Como si eso, per
sé, significara que ya es un genio. Yo me conformaría con que actuase medio
bien. Pero es que encima doblado aún es peor, superando a Antonio Banderas poniéndose
voz a sí mismo. Tremendo.
Como
diría mi amigo Álex, na’ caguerà de peli.
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