Más que el grupo de la semana, Ladytron se han convertido en
la banda sonora de mis vacaciones. Cierto que ni el synth pop, ni la
electrónica en general son músicas que asociemos a Costa Rica, pero hay vida
más allá de Malpaís, la música popular guanacasteca, el reggae de
Puerto Viejo, la soca caribeña o los ritmos antillanos. Mi iPod da
fe de ello.
El cuarteto de Liverpool siempre ha sido una de mis debilidades y no solamente
por contar entre sus miembros -o “miembras”, que diría la ministra Aído- con la
búlgara Mira Aroyo. Esa perfecta conjunción entre elementos electrónicos y
otros del pop-rock más tradicional, la mezcla de un sonido retro con otro
más experimental, los interesantes juegos vocales entre las dos chicas, con
mención especial a la preciosa voz de Helen Marnie, impregnan una propuesta de
rock siglo XXI, tal cual lo diría el trepa de Tomás Fernando Flores, muy atractiva
y aún más sugerente.
Formados en 1998, el cuarteto ya cuenta con cinco discos, de entre los que yo
destacaría sus dos últimos, “Witching hour” y “Velocifero”, al cual ya me referí en otra ocasión. Fue justo con el lanzamiento del primero cuando
se produjo un cambio fundamental en la trayectoria de Ladytron.
Tanto en sus apariciones sobre el escenario, como en los videoclips y
reportajes promocionales, decidieron pasar de su anterior apariencia un tanto fría y anodina, cuando no mojigata, a esa estética un tanto menos oscura y algo más futurista que lucen ahora.
Antes...
“Playgirl”
...y después:
“Destroy everything you touch”
También es verdad que, a veces, echo en falta aquellos devaneos próximos a la coldwave y los ritmos marciales presentes en algunos cortes de “Light & Magic” o “604”. En fin, que me molan un huevo Ladytron. Los de antes y los de ahora. Eso y que aún me estoy pegando
cabezazos contra la pared porque vinieron a Valencia y me los perdí. Por culpa del Rojo.
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