“Ave Caesar, morituri te salutant”. Con esta locución los gladiadores, las auténticas estrellas del deporte de masas durante la civilización romana, entraban a la arena para disputar sus combates a vida o muerte. El saludo se dirigía al César que, normalmente, era quien presidía el palco autoridades. Esta misma frase es la que sirve a Fred Vargas para titular una de sus primeras y aclamadísimas novelas policíacas “Los que van a morir te saludan” de 1994. Una historia que transcurre en Roma y cuyos principales protagonistas responden a los nombres de Claudio, Tiberio y Nerón.
En realidad “los tres emperadores”, son tres jóvenes estudiantes franceses que residen en "la ciudad eterna", con unos comportamientos muy extravagantes y una vida licenciosa, que se verán envueltos en un complejo asesinato con ramificaciones políticas. Y no sólo políticas, también toca a los temas del más allá, o mejor dicho a los asuntos de la institución que tiene la exclusiva sobre esos temas, el Vaticano. A raíz de ahí aparecerá un oscuro personaje, colaborador habitual de la embajada francesa, cuya misión no es tanto resolver el entuerto como evitar que se descubran determinados secretos que afectan a la honorabilidad de un conocido ministro.
La novelita esta bien. La Vargas consigue llevar a buen puerto la historia, a pesar de que esta da varias vueltas y de que el frenético inicio puede generar cierta confusión en el lector. De todas formas, pese a los ardides literarios de la autora, en ningún momento nos resulta forzada, si bien a algunos de los personajes se les podría poner alguna pega. Sobretodo a Thibault – Tiberio, uno de los protagonistas, cuya retrato es poco verosímil. Y hasta aquí puedo leer.
Es novela negra de calidad, aunque no pasa de entretenida. Sulo dixit.
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