viernes, 8 de octubre de 2010

Extrañas reacciones al Nobel

Como diría uno que yo me sé: ¿Qué tendrán que ver los cojones para comer trigo? O sea, que el día después de que se haya dado a conocer que Mario Vargas Llosa es el Premio Nobel de Literatura 2010, a algunos no se les ocurre otra cosa que discutir sobre “el sentido estalinista de la Cultura” y su “pírrica afición por la Literatura”. Y es que claro, Vargas Llosa por encima de buen escritor es un buen liberal… 

Alfonso Ussía lo resume en su última columna (¿diaria? ¿semanal? ¿mensual?...) para el periódico La Sinrazón: “El fascismo terminó, se diluyó por sí mismo, y cada uno voló hacia el nido que más le aconsejaba su sosiego. El comunismo, esa contradicción de la libertad, aún permanece, censura, sesga y prohíbe en todos los espacios del arte, la cultura y el periodismo. El gran Antonio Mingote lo resume en un brillante epigrama: Larga de elogios la lista/ que han dedicado a Pascual./ ¿Era acaso un gran artista?/ Era sólo comunista,/ que es igual”. Es cierto que el señor Ussía -al que no puedo evitar imaginarme con un Partagas en la boca y un copaso de Terry en la mano- no hace referencia expresa al escritor peruano y que la columna está fechada el mismo día en que se pronunció el jurado de los Nobel, pero da igual, ¿acaso hay dudas sobre de que pie cojea el veterano periodista madrileño?

Más aún cuando en el editorial de hoy del diario para el cual trabaja, aparece tamaña parida: Es muy probable que si Vargas Llosa no hubiera apostado tempranamente por la democracia y las libertades en Iberoamérica, frente al marxismo que impregnaba  casi toda la casta intelectual, hace años que habría sido galardonado con el Nobel. Sin embargo, fue de los poquísimos escritores y ensayistas que desde finales de los años 60 se alzó contra la tiranía castrista, que gozaba de los ditirambos de destacados mandarines intelectuales, y se arriesgó al estigma y la marginación de los poderosos que le tachaban de enemigo derechista y liberal, a pesar de que siempre estuvo en primera línea contra los espadones golpistas y dictadores de todo pelaje”. Y después de que su amigo Federico (Jiménez Losantos) haya argumentado en ese mismo sentido en los micrófonos de la radio que ahora le cobija.

Pero es que encima, la afirmación de que los Nobel premian a los rojos y sólo extraordinariamente a los azules, es más falsa que la falsa monea. Como muestra podemos fijarnos en los cinco escritores españoles que han recibido, hasta ahora, el Nobel de literatura.  Dejando al margen a los andaluces Juan Ramón Jiménez y Vicente Aleixandre, premiados en las ediciones de 1956 y 1977 respectivamente, los otros tres son más bien conservadores. El primero de ellos, José de Echegaray (premiado en 1904), cuya vida y aficiones deja pocas dudas respecto a su ideario. Nunca renegó de sus ideas políticas y económicas liberales que le llevaron a participar en la Sociedad Libre de Economía Política en defensa de las ideas librecambistas. También fue Director General de Obras Públicas, Ministro de Fomento y Ministro de Hacienda, desde donde se le daría al Banco de España el carácter de banco nacional con el monopolio de emisión de billetes. Por lo tanto se puede acusar a Echegaray de liberal y de republicano, además de ser el “más grande matemático español del siglo XIX”, pero no parece que fuera un comunista ni nada que se le parezca. Por no hablar de don Jacinto Benavente, Premio Nobel de literatura en 1922, cuya presencia en la Plaza de Oriente de Madrid en la gran manifestación pro-franquista de 1947, le convirtió en la niña bonita de las letras para el régimen. Bien es cierto que "nuestro ilustre comediógrafo", "nuestro preclaro autor teatral" o "nuestro gran Premio Nobel, Don Jacinto Benavente" tuvo un periodo inicial en el cual estuvo muy mal visto por el franquismo. Al parecer, porque durante la Guerra Civil permaneció en Madrid y luego en Valencia, donde las autoridades del Gobierno del Frente Popular le homenajearon repetidamente. Eso por no hablar de su manifiesta homosexualidad, algo que no debía de hacer mucha gracia a los jerifaltes de la dictadura. Con todo, una vez terminada la guerra, se apresuró a declarar en no pocas ocasiones que sus tomas de posición le habían sido impuestas por los rojos bajo amenaza de muerte.
¿Y que decir del gallego Camilo José Cela, premio Nobel en 1989? ¡Que este tío fue delator de opositores al régimen franquista y censor! Y vale que el tipo escribiera obras extraordinarias como “La familia de Pascual Duarte” o “La colmena”, pero muchos aún recordamos como alardeaba de facherío en sus artículos, columnas y/o intervenciones radiofónicas.
Así que, incluso incluyendo a Vargas Llosa entre el elenco de Premios Nobel españoles -por aquello de la doble nacionalidad del peruano-, nos salen cuatro derechistas frente a dos izquierdistas… aunque eso no lo dicen los chicos de Ansón.

No quiero alargarme más en este tema, pero si nos salimos del ámbito de “lo nacional” tampoco nos salen las cuentas. Así, a bote pronto, me vienen a la cabeza los nombres de algunos galardonados cuyas posiciones ideológicas distan mucho de ese “comunismo trasnochado  y chequista” que tanto “pone” a personajes como Jiménez Losantos. For example, Sir Winston Churchill, galardonado en 1953, que se declaraba a si mismo como “anti-socialista y constitucionalista”, por no hablar del Premio Nobel noruego Knut Hamsun (1920), colaboracionista activo con los nazis…

En fin, que me reitero en lo dicho ayer, enhorabuena a Mario Vargas Llosa, un dignísimo ganador del Premio Nobel de LITERATURA. 
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PD. La viñeta es de Ricardo y aparece en El Mundo de hoy. A veces una viñeta vale más que mil palabras. 

2 comentarios:

  1. Pues sí, muy digno el premio. Dejando los temas políticos de lado y, centrándonos en exclusiva en los literarios creo que el premio es merecidísmo.

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