"Barrow, Alaska, del 10 de mayo al 2 de agosto
el sol nunca se pone. Y del 18 de noviembre al 17 de diciembre no sale nunca."
Así comienza “30 días de noche”,
novela gráfica escrita por Steven Niles y dibujada por Ben Templesmith, publicada
por la editorial IDW Publishing en el año 2002. Cuenta la historia de una
pequeña localidad próxima al círculo glacial ártico, que todos los años padece
un mes de oscuridad absoluta. Además goza de un clima extremo que la convierte en
un destino turístico poco recomendable. Si bien, no todos ven en ello una
circunstancia desfavorable. Habiendo para quienes, un pueblito aislado por el
frío, la nieve y sumido en la más absoluta oscuridad durante treinta días, puede
convertirse en un auténtico paraíso. Los vampiros, por ejemplo.
Con esta premisa los historietistas mencionados construyen un interesante álbum
en el que el Sheriff Olemaun y
un grupo de supervivientes deben ocultarse de la horda de vampiros que allí se dan
cita, en busca de comida fácil. Mantenerse con vida hasta que vuelva a salir el
sol unas semanas después. Con todo, más que la historia en sí, “30 días de noche” destaca por su
impactante dibujo. A través de viñetas oscuras y con tintes expresionistas, en
las que sobresalta el rojo vivo de una sangre muy presente a lo largo de la historia.
Con esta base, el director David Slade -quien debutara en 2005 con la
interesante “Hard Candy”- ha
ejecutado una interesante adaptación cinematográfica. Recreando fielmente los
ambientes dibujados por Templesmith, sintetizando la historia de Niles de forma
razonable y añadiéndole algunos aspectos que la convierten en un producto más atractivo
al espectador. Consiguiendo, en definitiva, una entretenida película de terror.
Además “30 días de oscuridad”
da’ movie contiene una muy interesante fotografía oscura. Bellísima
en las puestas de sol del comienzo y del final. Vaya, que pasando por encima de
un Josh Harnett que siempre actúa de pena, la cinta no está nada mal. Y Danny
Huston está perfecto en su vampírica interpretación.
Quizás lo único positivo de las malas críticas recibidas y de la tibia
aceptación por parte del público, es que así esquivamos la tentación de adaptar
la segunda y tercera parte del cómic. Dos libros que bajo el título de “Días Oscuros” y “Regreso a Barrow”, no hacen sino
empañar el buen sabor de boca que queda tras la lectura de la primera parte.
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