La verdad es que no sé cómo
abordar el presente post. Quería reflejar mis impresiones tras la lectura de “Como un guante de seda forjado en hierro” del
bueno de Daniel Clowes, pero me cuesta traducir en palabras las sensaciones que
me ha producido. A ver, la cosa es que me ha encantado, aunque no sé si eso es
decir mucho… Han pasado días desde que lo terminé y aún sigo conmocionado. Vale…
Un crítico de la revista Spin se refirió a este libro como “mitad
broma telefónica y mitad carta bomba”. Y estoy básicamente de acuerdo, si
bien yo reduciría las alícuotas a tercios para incluir otro elemento en la
ecuación: Un poco de broma telefónica, otro de carta bomba y el tercero una
revisión de “El Castillo” de
Kafka en clave contemporánea. ¿Qué qué?
En la novela todo comienza con su peculiar protagonista acudiendo al cine a ver
una peli mitad porno alemán, mitad snuff movie. En ella cree
reconocer a una de las protagonistas, una mujer madura de pelo oscuro y pecho
abundante. Cuando acaba, nuestro héroe se propone averiguar algo más sobre la
señora pechugona, dirigiéndose a una especie de quiromante o
adivino que realiza sus sesiones sobre la taza de un wc. El tipo le
va a dar unas indicaciones bastante dispersas. Y aquí comienza la odisea del
tal Clay, que se verá envuelto en una serie de situaciones absolutamente
surrealistas. Además todo está ambientado en un mundo delirante, que en
ocasiones recuerda al nuestro pero no lo es… Sucediéndose las historias
paralelas, a cada cual más extraña, yendo entre lo cómico, lo psicotrópico y lo
más bruto. Evocando los universos cinematográficos surgidos de la mente
perturbada de David Lynch. Por si no teníamos bastante, Clowes incluye graciosos
guiños alusivos a la actualidad del momento, como uno en el que participa el ex
– Presidente de los EEUU Bill Clinton.
No sé si Daniel Clowes ha planteado esta novela gráfica como una broma macabra
en la que se burla de los sufridos lectores, o simplemente ha reflejado en viñetas
parte del oscuro mundo que habita en su interior. Lo cierto es que le ha
quedado niquelado. El cómic es una pasada, una delicia paranoide, algo inclasificable,
una puta obra maestra...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario