Sobre
estas líneas una imagen de la Winehouse, durante uno de sus últimos shows en Berlín. He buscado una en la
que presente buen aspecto ya que, la joven soul woman está lista para
convertirse en otro juguete roto de esos que la industria del espectáculo crea
y destruye a conveniencia. Pasando de ser la sensación musical de la temporada
pasada, gracias a un estupendo trabajo como “Back To Black”, a ser la sensación de la presente pero ahora por
los continuos escándalos en los que se ha visto envuelta. Un sinfín de
reyertas, discusiones públicas, mucho alcohol, aún más drogas y automutilaciones
que han sido debidamente documentadas, con profusión de material fotográfico,
por los tabloides ingleses. Encantados de la vida ante semejante filón.
La última noticia relacionada con la de Whitechapel tiene que ver con que ha desarrollado un enfisema pulmonar y al parecer los médicos le han advertido que morirá si continúa consumiendo drogas. A la vista de lo cual, su padre ha pedido públicamente a sus dealers que le nieguen la venta y así le ayuden a recuperarse. Y es que la afición de la cantante por las drogas se remonta a la etapa escolar. Siendo expulsada del colegio por consumo de crack. Con todo, lo que me flipa es que estas cuestiones, que debieran ser personalísimas y por lo tanto ultra protegidas frente a terceros, sean aireadas por el padre y otros conocidos a través de los medios.
La irrupción de Amy Winehouse fue espectacular. La crítica se mostró encantada ante esta nueva voz repleta de matices, muy en la línea de las divas del soul y del jazz de otro tiempo y otras latitudes. Sorprendiéndose de que fuese una chica blanca de origen judío proveniente de los bajos fondos de la City. Vulgar en sus declaraciones, aunque sofisticada en la música. Si bien esto ya ha pasado a segundo plano. Ahora sólo hay espacio para el personaje y el ruido del entorno. Fantástico para quienes viven de vender periódicos. También para los que viven de vender sus discos. En fin... Lo cierto es que aún sigo impactado por un documental sobre la artista que pasaron en Sol Música. Mostrándonos a una persona que no está para nada bien, incapaz de expresarse con claridad ante la indiferencia de la tropa de managers, amigos y asistentes que la rodeaban. Dejando que el “bicho” se muestre cual atracción de feria. Triste estampa.
La cantante ha repetido en varias ocasiones que aspira a agotar un ciclo exitoso de diez años. Después se retirará a vivir como cualquier ama de casa junto a su marido, quién lleva meses en prisión, e hijos futuros. Pero las cosas no apuntan a eso. De hecho hay casas de apuestas que incluyen pronósticos sobre su muerte. Apostar por que Amy llega a vivir esos diez años está muy bien pagado. Así pues, hagan juego señores. Y no se les olvide que the (Amy) show must go on… Que pena todo.
La última noticia relacionada con la de Whitechapel tiene que ver con que ha desarrollado un enfisema pulmonar y al parecer los médicos le han advertido que morirá si continúa consumiendo drogas. A la vista de lo cual, su padre ha pedido públicamente a sus dealers que le nieguen la venta y así le ayuden a recuperarse. Y es que la afición de la cantante por las drogas se remonta a la etapa escolar. Siendo expulsada del colegio por consumo de crack. Con todo, lo que me flipa es que estas cuestiones, que debieran ser personalísimas y por lo tanto ultra protegidas frente a terceros, sean aireadas por el padre y otros conocidos a través de los medios.
La irrupción de Amy Winehouse fue espectacular. La crítica se mostró encantada ante esta nueva voz repleta de matices, muy en la línea de las divas del soul y del jazz de otro tiempo y otras latitudes. Sorprendiéndose de que fuese una chica blanca de origen judío proveniente de los bajos fondos de la City. Vulgar en sus declaraciones, aunque sofisticada en la música. Si bien esto ya ha pasado a segundo plano. Ahora sólo hay espacio para el personaje y el ruido del entorno. Fantástico para quienes viven de vender periódicos. También para los que viven de vender sus discos. En fin... Lo cierto es que aún sigo impactado por un documental sobre la artista que pasaron en Sol Música. Mostrándonos a una persona que no está para nada bien, incapaz de expresarse con claridad ante la indiferencia de la tropa de managers, amigos y asistentes que la rodeaban. Dejando que el “bicho” se muestre cual atracción de feria. Triste estampa.
La cantante ha repetido en varias ocasiones que aspira a agotar un ciclo exitoso de diez años. Después se retirará a vivir como cualquier ama de casa junto a su marido, quién lleva meses en prisión, e hijos futuros. Pero las cosas no apuntan a eso. De hecho hay casas de apuestas que incluyen pronósticos sobre su muerte. Apostar por que Amy llega a vivir esos diez años está muy bien pagado. Así pues, hagan juego señores. Y no se les olvide que the (Amy) show must go on… Que pena todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario