…la
existencia de aquella isla mencionada y descrita en los textos de Platón, ubicada “más
allá de las Columnas de Hércules” y descrita como “más grande que Libia y Asia Menor juntas”.
Desaparecida de la faz de la Tierra “en un solo día y una noche terrible”, tornando innavegable el mar
en donde estuvo.
Así de grande es el misterio de U2. El porqué de la atracción que genera la banda irlandesa entre tantísimas
personas. Muy especialmente entre los no-amantes
de la música y/o asistentes esporádicos a conciertos. Y es que empiezas a
hablar con alguno de estos sobre novedades discográficas, géneros, estilos,
afinidades y otras mandangas de melómano y al final siempre te salen con que ellos
escuchan U2 que para eso es
el mejor grupo del mundo mundial.
“-Oye
que a mí me encanta la música (…) No estoy muy al día, cierto, pero es que
ahora solo salen grupitos de mierda. No es como antes (…) Bueno… excepto esos
de los pianos… ¿cómo se llaman?... Ah, Cosplei chaval. Sí, tienen esa de tururú
ruru, que mola cantidad… (…) Buen bueno bueno… Y Udós, por supuesto. Eso son
palabras mayores. Los irlandeses son lo mejor. Los he visto tres veces en vivo
y son la polla Montoya. Fui a Barna la última vez y flipé. Clásicos de la hostia (…) ¿Los
Rollins? Hostia nano, eso lo escucha mi madre. ¿Son unos abueletes endrogaos,
no? Jevatas también. Cómo el Bonllobi ese ja ja ja ja (…) ¿Y los del idiota
aquel que se casó con una china como se llamaban? Da igual, también le comen el
rabo a Bono y a diEdch ”
¡¿Pero por queeeeeeeeeeeeeé?!
Y es
que hace años que voy de cabeza con este tema. No consigo entenderlo. Peña con quien
no puedes entablar una conversación sobre cuál de los discos de Led Zeppelin es mejor, ni
siquiera sobre qué novedades musicales llaman su atención, pero son capaces de
soltarte del tirón los títulos de los tropecientos cortes que integran el tercer álbum
de U2. Eso y ponerse
a berrear el estribillo de cualquier cancioncilla de su último largo… “-
uno, dos, tres, catorce…”
¡¡¡Por
diiiosssssssssss!!! Uno, dos, tres y… ¿catorce? ¿Pero qué manera de empezar un
tema es esa?
Para que después digan que lo importante es el talento. ¡Manda cojones! Ya me dirás cómo sin promoción, un grupo tan mediocre como este alcanzaría tales cotas de popularidad entre el ciudadano medio. A ver, eso no quita que alguno de sus primeros álbumes contenga algún tema que pueda resultar hasta decente. Pero poco más. De ahí a la consideración alcanzada, median tres universos y seis abismos de distancia. Encima caen hasta bien y eso tampoco lo puedo entender. Hasta el punto de que, si a cualquiera de los integrantes de la banda le da por tirarse un pedo, en el Telediario nos dicen que huele a flores. ¡Para mear y no echar gota!
Para que después digan que lo importante es el talento. ¡Manda cojones! Ya me dirás cómo sin promoción, un grupo tan mediocre como este alcanzaría tales cotas de popularidad entre el ciudadano medio. A ver, eso no quita que alguno de sus primeros álbumes contenga algún tema que pueda resultar hasta decente. Pero poco más. De ahí a la consideración alcanzada, median tres universos y seis abismos de distancia. Encima caen hasta bien y eso tampoco lo puedo entender. Hasta el punto de que, si a cualquiera de los integrantes de la banda le da por tirarse un pedo, en el Telediario nos dicen que huele a flores. ¡Para mear y no echar gota!
Bono, el vocalista, o mejor
dicho el ex - cantante metido a activista político que se codea con líderes
mundiales -vaya usted a saber por qué se prestan-, va soltando por ahí
tonterías del estilo: “no habré finalizado mi misión en el mundo hasta
que haya conseguido la cancelación de la deuda externa de los países del tercer
mundo”. ¡Ole tus cojones, machote! Tremenda misión. A ver cómo coño la
cumples. Soy todo oídos… ¡Pero propón algo so mamón! Que siempre te quedas en
los discursos huecos y las grandes proclamas. Encima lo califica de misión,
como si fuera Dios cagüen laputa… Y semejante indocumentado es un ídolo de
masas… En serio, estamos fatal. ¿Y que me decís del guitarrista The Edge?... ¿El límite de qué? ¿De lo
tolerable, tal vez?... Todo Cristo reconociéndolo como uno de los grandes, influyente
en generaciones posteriores y bla bla bla... ¡Pero qué coño! ¿Hemos
oído al mismo tío? Si siempre tira de idénticos efectos digitales y ruiditos
precocinados. Eso sí, a la crítica servil le encanta, of course.
Encima es un sosaina de pelotas y un hortera, con la cabeza soldada a un gorro
en pleno agosto. Que digo yo que si eres calvo llévalo con orgullo so mamón,
que te van a salir unas ronchas en el melón que ni el Hombre Elefante… ¿Y los dos palomos
que completan el cuarteto? El supuesto genio de la batería Larry Mulden Jr. Guaperas venido a
menos que tiene pinta de ser el típico que monta una banda para follar. Con la
mala suerte de que fue su compañero de aventuras Adam Clayton, el bajista, el que se llevó al huerto a los
bocados más apetecibles. Como a la señorita Naomi Campbell, que creo fue o es
su pareja. Aunque bueno, viendo la lista de personajes a los que se ha
beneficiado la Diosa de Ébano,
incluyendo a Joaquín Cortés o más recientemente Hugo Chávez (¿?), quizás no sea
pa’ tanto.
Pues estos tipos son U2, unos vendedores de crecepelos mimados por la crítica y el público más acrítico. Una banda de la que, lo más suave que puede decirse es que resulta aburrida. Un tostonazo, vaya. Que encima caen bien cuando deberían caer mal. Pero mal, mal. Sobre todo el amigo Bono y esas ruedas de prensa en las que expone sus planes para alcanzar la armonía mundial en términos económicos, sociales, culturales... tras los cristales de sus gafas de dieciocho mil euros. En fin… ¿Para cuándo la beatificación del gachón? No os riais, no... Que la veremos. La veréis. Al tiempo.
Pues estos tipos son U2, unos vendedores de crecepelos mimados por la crítica y el público más acrítico. Una banda de la que, lo más suave que puede decirse es que resulta aburrida. Un tostonazo, vaya. Que encima caen bien cuando deberían caer mal. Pero mal, mal. Sobre todo el amigo Bono y esas ruedas de prensa en las que expone sus planes para alcanzar la armonía mundial en términos económicos, sociales, culturales... tras los cristales de sus gafas de dieciocho mil euros. En fin… ¿Para cuándo la beatificación del gachón? No os riais, no... Que la veremos. La veréis. Al tiempo.
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