lunes, 30 de junio de 2008

Los emos de los güevos...

Asisto con perplejidad a como, por enésima vez, cualquier gilipollez revestida de modernidad cala en nuestra cateta sociedad a través de los conductos habituales: Hollywood, la publicidad de Nike o Coca-cola, el Youtube, la MTV... La última cagada es esa porquería de tribu urbana que responde al nombre de emoemos. Los memos, más bien. 

Ayer por la tarde, volviendo a casa vía Estació del Nord, me topé con una junta de niñatos disfrazados de esa guisa. Al parecer y según descubro ahora, la estación ferroviaria es uno de los centros de reunión para todo aquel que se casque un pelo a lo Son Goku o lleve una camiseta de My Chemichal Romance. Desgarrador. Y la cosa va a más. Ahora que me fijo andan por todas partes. Hoy mismo en el puto trabajo. Encima es el hijo de un compañero cuarentón que se dice amante de la buena música. ¿Pero cómo mierdas has educao al churumbel maifrén?

Siendo esto malo, no es lo peor. Lo más lamentable es la perversión que se ha operado en el propio término emo. Porque al principio ser esa cosa o que te molara lo emo, no estaba tan mal. Por supuesto que no tenía nada que ver con disfrazarse de Eduardo Manostijeras de todo a cien, ni pintarrajearse el jetón como el primo tonto de Brandon Lee en “The Crow”. Cuando surgió el fenómeno, a mitad de los primeros noventa, los críticos utilizaban emo para referirse a un género o estilo musical que englobaba a bandas tan dispares como Sunny Day Real Estate, The Get Up Kids o The Juliana Theory. Todavía recuerdo las pajas mentales que se hacían los redactores del Popular 1 o del Rock de Luxe para diferenciar entre emo-rock o emo-pop. Aun así, normalmente, se trataba de bandas de calidad. Algunas veces, como con SDRE no solo eso, ya que los de Seattle son una puta referencia. Hoy en día sin embargo, un emo es un niñato disfrazado entre lo andrógino, lo metrosexual y lo hortera, que dice escuchar a combos de niños monos que no saben hacer música, pero que la MTV se encarga de promocionar con ahínco. Algunos ni siquiera escuchan nada, tan solo se compran la camiseta o los parches y arreando que es gerundio. 

En fin, que todo pasará... La mayoría son unos críos y el tiempo lo cura todo... Hasta el emo de los huevos. 
Espero. 
Confío. 
Rezo.
Imploro.  

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