miércoles, 29 de julio de 2009

Hasta el moño de Madonna


¿Os habéis enterado de que Madonna ha estado estos días por España? ¿Y que en breve viene el tito Bruce? ¿Y que Jacko ha muerto? Bueno eso sí, que os lo conté yo mismo, je je je Ah! ¿Y lo de qué Alfonso Rus quiere traerse a U2 a Valencia “coste lo que coste”? Xé xé xé, será per diners… Y es que pareciera que para los medios generalistas tan sólo existen tres o cuatro músicos y bandas. El resto no tiene cabida en unos informativos que cada vez informan menos y lo que hacen es promocionar –también desinformar, pero eso da para otra entrada-. De ahí que cuando alguno de los miembros del selecto club de artistas amigos de la prensa nos visita, pues hala, hasta en la sopa... A tutiplén. Ad nauseam. Que me imagino al redactor de turno del Telediario chillándole a los becarios: “¡Párenlo todo que ha venido la Madonna! ¡Una nueva cabecera para ya! ¡Que todos los faldones proclamen larga vida a la diosa!” No creo que difiera mucho de la realidad, la verdad.

Así pues Madonna ha venido por estos pagos. Y ha ofrecido un concierto maravilloso. De hecho, ha supuesto un antes y un después que será superado y volverá a suponer otro antes y otro después cada vez que vuelva y así hasta el infinito y más allá.  Y eso que, según me cuentan fuentes bien informadas, el show de la ambición rubia en Barcelona fue una mierda pinchada en un palo. Aunque eso no te lo habrán contado en el informativo. Aquí lo importante era extender la visibilidad del mito. Repitiendo las opiniones de esos incondicionales que siempre la verán divina de la muerte. Gentes a los que igual les hubiera dado ver a Madonna cantando jotas, haciendo el pino puente o ciscándose sobre el escenario. Todo acto realizado por la reina del pop será calificado de genialidad y punto. Y es que cantar, lo que se dice cantar, pues como que esta vez no... Madonna vino a España a bailonguear y a lucir bíceps. Y eso lo hizo bastante bien, lo reconozco. Nada nuevo bajo el sol. Es lo que lleva haciendo los últimos veinte años. Bueno, desde después de lanzar el 
“Like a Virgin”... Vale, ahí me he pasao...  En todo caso un conocido que apostató de la Ciccone hace años y que presenció el concierto, me comentó que la experiencia fue lo más parecido a un programa de fitness de Eva Nasarre. Igual no me pasé tanto. 

En fin, que no me extiendo más. Tan sólo quería mostrar mi enfado antes de introducir un artículo de un tal Alfonso Cardenal que suscribo y que se titula “Madonna a mamarla a Malawi…” Lo transcribo ya que lo han eliminado de la red de redes:

Sí, lo sé, lo siento. Estoy radical, qué se le va a hacer. Será el calor, los vapores del asfalto, el sopor lúdico-laboral. Disculpen, pero es que Madonna bien podría irse a mamarla a Malawi. Hay fans de Madonna, tiene que haberlos como hay gente que le gusta practicar sexo con animales. De todo hay en la villa del señor. ¿La reina del Pop? Hombre, pues sí, eso no lo vamos a discutir, (Sorry, Blondie) como tampoco negaré que es una de las artistas que más se ha reinventado (copiado lo que hacían otros) de la historia. Típica coletilla que suelta la gente sin pensar en otros artistas mutantes como Bowie por ejemplo.
También acepto el hecho de que tiene un par de “Hits” bastante aceptables (malos pero bailables). Ya está lo bueno. Ahora mi realidad: menuda petarda cincuentona pasada de vueltas que va de moderna por mantener la piel de naranja estirada y los bíceps más duros que la carne de sus nalgas. ¿Su música? Mucha coreografía, bailes infinitos, pero que la desenchufen los coros y veremos la realidad. Y todo esto viene a cuento a que no soporto a esos músicos que se cuelgan una guitarra desenchufada para jugar a rockeros, que miden cada segundo y cada centímetro de sus actuaciones, donde cada paso tiene que darse en el momento preciso. Mierdas de actuaciones que se aproximan más a la idea de un musical de teatro que al de un concierto de rock-pop.
Pero lo peor de Madonna es tener que oírla en los bares, pufetos y antros de medio mundo, haber sobrevivido a “Confessions…” es digno de admiración. Y eso que Madonna no me cae mal, tantas décadas dejan perlas y cosillas graciosas. Sus fotos con la parrocha al aire tenían su punto, sus rolletes con toreros, tirarse a Dennis Rodman, ¡Esta tía es una crack! Pero joder, menuda petarda. Tengo un colega que se motiva con sus discos, que pisa el acelerador cuando suena en su coche y todo eso, vamos que le pone a cien. De todo hay en el verde prado de la inocencia.
Pero Madonna tiene un par de huevos, amén de una cara de borde cabreada de funcionaria en turno doble. Pero mola. “Cuando vine a Nueva York fue la primera vez que viajé en avión, la primera vez que viajé en un taxi, la primera vez en todo. Y sólo llegué con 37 dólares en el bolsillo. Es la cosa más valiente y más afortunada que he hecho nunca.” Veis, si la tía molaba. Hasta “Erotica” es un álbum cojonudo que puso palote a medio mundo. Y cuando baja un poco su popularidad pues le come los morros a la tía que tiene más cerca y pa´lante, coño, retiro todo lo anterior, Madonna mola. Es Diva y como tal tiene margen para hacer, deshacer y pedir por esa boquita que los demás alabaremos, aplaudiremos, nos escandalizaremos y pagaremos por ello. God Save Madonna…

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