¡Vuelve el grunge bitches! Y bien que me parece. Que muchos
crecimos con esa mierda y andábamos con nostalgia y bastante mono. Y es que en un corto periodo
de tiempo, se ha anunciado la vuelta de dos pesos pesados del movimiento surgido
en Seattle en los noventa: Soundgarden y Alice In Chains. Por un lado
Chris Cornell ha asegurado al Rolling Stone que el grupo está
planeando lanzar un álbum retrospectivo, acompañándolo de una caja con material
inédito. El amigo Chris, que muriéndose no pagaría todo el mal que nos ha
hecho con “Scream”, ve la posibilidad de unos ingresos extra.
O eso, o es una manera de pedir perdón por su último engendro –el que os enlazo
ahí arriba y no pienso mentar más-. El segundo retorno es el de Alice in
Chains y este sí viene acompañado de material de estudio. “Black Gives
Way to Blue”, que así se llama lo nuevo, verá la luz a finales del mes de
septiembre.
Reconozco que la vuelta de los AIC me sorprende. Sobre todo porque no acabo de verlos sin Layne Staley tras el micro. Vaya, que nunca será lo mismo si no está él. Más aún cuando soy de los que piensa que el bueno del grupo era Layne, mucho más centrado en las composiciones que Jerry Cantrell, cuya experiencia en solitario no podría ser más mediocre. Pero bueno, he escuchado el anticipo del álbum, “A Looking in View”, y la verdad es que suena de cojones. Tiene muchísima fuerza y es puro AIC. Es más, la voz del tal William DuVall, el nuevo vocalista, recuerda mucho a la de Layne. Y los juegos de voces entre DuVall y Cantrell, no desmerecen a los que practicaban este último y Staley en la anterior etapa. Todo ello a expensas de escuchar íntegramente el nuevo disco, claro está. En todo caso, hay algo en lo que sí pierde Duvall respecto a Staley y tiene que ver con la apariencia. Si te habías acostumbrado al rollo desgarbado y yonqui del primero, te extrañará ver en su lugar a un nigga’ con tonga a lo afro. Pero vaya, que eso es lo de menos. Lo de más es que Layne es Layne, nadie lo puede reemplazar y a partir de ahí seamos positivos. Vaya, que tengo ganitas de hincarle el diente al nuevo material. Espero que sea tan oscuro y potente como promete. Que suponga un digno homenaje al pobre Layne y que éste pueda sentirlo allá dónde se haya resguardado de su tormenta interior.
Reconozco que la vuelta de los AIC me sorprende. Sobre todo porque no acabo de verlos sin Layne Staley tras el micro. Vaya, que nunca será lo mismo si no está él. Más aún cuando soy de los que piensa que el bueno del grupo era Layne, mucho más centrado en las composiciones que Jerry Cantrell, cuya experiencia en solitario no podría ser más mediocre. Pero bueno, he escuchado el anticipo del álbum, “A Looking in View”, y la verdad es que suena de cojones. Tiene muchísima fuerza y es puro AIC. Es más, la voz del tal William DuVall, el nuevo vocalista, recuerda mucho a la de Layne. Y los juegos de voces entre DuVall y Cantrell, no desmerecen a los que practicaban este último y Staley en la anterior etapa. Todo ello a expensas de escuchar íntegramente el nuevo disco, claro está. En todo caso, hay algo en lo que sí pierde Duvall respecto a Staley y tiene que ver con la apariencia. Si te habías acostumbrado al rollo desgarbado y yonqui del primero, te extrañará ver en su lugar a un nigga’ con tonga a lo afro. Pero vaya, que eso es lo de menos. Lo de más es que Layne es Layne, nadie lo puede reemplazar y a partir de ahí seamos positivos. Vaya, que tengo ganitas de hincarle el diente al nuevo material. Espero que sea tan oscuro y potente como promete. Que suponga un digno homenaje al pobre Layne y que éste pueda sentirlo allá dónde se haya resguardado de su tormenta interior.
Mientras tanto y para hacer más corta la espera, no está de más recuperar la discografía de una de mis bandas fetiche…
Ya desde los inicios, los AIC destacaban al presentar un sonido más pesado y orillado hacia la cosa del heavy, que sus coetáneos y compañeros de movimiento. No obstante llegaron
a convertirse en una de las bandas más representativas del sonido de Seattle,
signifique eso lo que signifique. Podríamos decir que eran los raritos de la
clase, más metaleros, también más melenudos y hasta más oscuros, esto último en
dura pugna con los primeros Soundgarden. Lo de más atormentados, que he leído
por ahí y que algunos defienden a capa y espada, pues como que no lo veo. Tan
sólo hay que ver cómo acabaron el bueno de Kurt o Andrew Wood.
La banda se separaría oficiosamente en el año 2002, tras la muerte de Layne.
Hasta ese momento habían grabado tres grandes discos de estudio, dos
interesantes epés y un “desenchufado” de la MTV en el que se mostraron más torturados
que nunca. El primero de sus trabajos se publicó en 1990. “Facelift”,
que así lo titularon, contenía dos bombas de relojería como “We die young” o
la mencionada “Man in the box”, el primer jitazo de la
banda y cuyo vídeo incrusto sobre estas líneas. En 1992 publicaran “Sap”, un curioso EP que servidor no
pudo agenciarse hasta mucho tiempo después. Ese mismo año aparecería “Dirt”, para
mí su mejor disco sin ningún género de dudas. Ahí me declaré incondicional de una
banda a la que ya seguía, pero aún no me había conquistado. Destacar un tema sobre
otro sería injusto. Aunque a todo seguidor le vendrá a la cabeza “Would?”,
el bonito homenaje que dedicaron al mencionado Andrew Wood, vocalista de Malfunkshun y
sobre todo de Mother Love Bone, que había fallecido de sobredosis años
antes. Si bien, puestos a elegir, mi favorita de siempre fue “Angry Chair”, en dura pugna con “Rain when I die” y “Down in a Hole”. El 94 es el año
del “Jar of Flies”, curioso mini-LP que situó a Alice in
Chains en lo más alto de las listas de ventas. Escrito y grabado en poco
más de una semana, el álbum contiene algunos de sus mejores cortes acústicos (“I Stay Away”, “No Excuses”…).
Un año después y de forma un tanto inesperada, editarán un último álbum sin título. Con una impactante portada consistente en una fotografía en blanco y negro de un
perrito al que le falta una pata, pero que no fue suficiente para que le prestara la mínima atención.
Supongo que por aquel entonces ya se me había pasado el fervor grunge y
mis tímpanos andaban habituándose a otro tipo de sonidos. Sin embargo tengo
que reconocer que, con el paso del tiempo, le fui cogiendo el gusto. Hasta tal punto que, hoy en día, este es el plástico al que más vueltas
le he dado de toda la discografía de Alice in Chains. En él está incluida
la archiconocida “Heaven Beside You”, sobrecogedora en la versión acústica
del “Unplugged”de 1996. También “Sludge Factory” o “Grind”. Después del
disco de 1995 y hasta ahora, con la promesa de nuevo álbum, la banda se había dedicado
a sacar recopilatorios, directos y material para fans.
Así pues, bienvenida sea su vuelta.
Y uno que pensaba que sin Layne ya se había cerrado la paraeta…
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