La
portada del libro viene ilustrada con una famosa fotografía que David Bailey
realizó en 1965 a los hermanos Kray. El motivo es doble. Por un lado estos
tipos aparecen como personajes de reparto en esta primera parte de la trilogía
sobre Harry Starks. El segundo tiene que ver precisamente con el señor Starks,
personaje inspirado en la leyenda del fashionista y paranoico
Ronnie Kray, el miembro más salvaje de esta familia de gángsteres, seguramente
los más peligrosos de toda la historia criminal británica.
Cuando
Jake Arnott presentó “Delitos a largo plazo”, allá por el año 1999, era un
autor completamente desconocido. Y con una trayectoria previa cuando menos
peculiar. Arnott se había ganado la vida como modelo para artistas, interprete
para sordomudos, ayudante en la morgue del University College Hospital e
incluso como figurante en películas como la horrorosa “La momia” (Stephen
Sommers - 1999). La publicación de esta novela supuso un punto de inflexión en
la vida de este londinense, al que algunos consideran desde entonces la versión
británica de James Ellroy. Poca broma. Quizás exagerado. Si bien, he leído que
está considerado entre los cien hombres más influyentes y poderosos dentro de
la comunidad gay del Reino Unido y una estrella de las letras situada
al mismo nivel que sus compatriotas Martin Amis, John Banville o Ian McEwan.
Vamos, que hasta el puto David Bowie habla maravillas de los libros de este tío.
“Delitos
a largo plazo” nos cuenta las aventuras y desventuras de un gánster
londinense. Un tipo que no se priva de extorsionar, torturar y hasta matar a
todo aquel que se interpone en su camino. Siempre por negocios, claro está. Ese
es el mencionado Harry Starks, nacido en los bajos fondos londinenses. Un
complejo personaje homosexual, fetichista, con algún problemilla mental y muy
(pero que muy) violento. Le iremos conociendo a través de un collage de
impresiones. Las causadas sobre los variopintos personajes que pululan a su
alrededor y que se nos presentarán en cinco capítulos auto-conclusivos, pero interrelacionados
unos con otros. Primero será por boca de uno de sus múltiples amantes, después a
través de la extraña relación entablada con un Lord inglés ávido de
dinero contante y sonante (inspirado en un caso real de un miembro de la Cámara de
los Lores). Más tarde nos contarán su experiencia dos de sus subordinados, un
matón atormentado que nunca se desprende de su sombrero y una aspirante a
actriz que acabará por dirigir los espectáculos programados en el club de
Harry.
Casi
todos los episodios se desarrollan durante los años setenta, siendo uno de los
logros del libro la perfecta reconstrucción de la época y sus modas. De
hecho Arnott enraíza la ficción en el llamado Swinging London,
incluyendo múltiples referencias socioculturales. Sin
embargo, el quinto y último episodio transcurre en otro momento histórico y en otra ubicación. Diez
años después y con Harry en prisión, huido a la Costa del Sol...
Y no cuento más nada para no joderos el libro.
Deciros que me
ha gustado bastante. Y que creo tiene trazas para una buena adaptación cinematográfica. Bueno,
sé que existe una teleserie de cuatro episodios, realizada por la BBC en
2004, dirigida por Billy Eltringham. No la he visto. Y preferiría una versión destinada a
la gran pantalla. Veremos.
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