Haruki Murakami es japonés y a mí los escritores japoneses -y prácticamente todos los
orientales- no me atraen mucho. Su forma de ver las cosas, su sentido de la belleza,
su tristeza endémica y otros aspectos achacables a las diferencias culturales y
de cosmovisión, hacen que me resulte difícil disfrutar al ciento por ciento de
su escritura. Sin embargo, esa densidad oriental no me molesta en las novelas
de Murakami y eso que, como confesé en una entrada reciente, me resistí
muchísimo en darle una oportunidad - para disgusto de varios de mis amigos, que
me insistían casi a diario con el temita-.
Es cierto que, según yo lo veo y con el escaso bagaje que dan las dos novelas
leídas, Murakami cuenta siempre la misma historia. Una que va sobre el difícil tránsito de la adolescencia a la madurez y de las pérdidas que comporta. La toma de conciencia de que todo lo pasado ya no volverá y que, mal
que peor, hay que mirar hacia delante. Porque en el fondo, eso es lo que cuenta
en “Tokio blues (Norwegian wood)”, la más exitosa de las creaciones de este fabulador
nacido en Kyoto hace seis décadas. Una novela que se ha convertido en un
auténtico fenómeno literario en España gracias al boca a boca. Y eso que fue
publicada con más de veinte años de retraso.
Los mínimamente aficionados a la música ya sabréis que “Norwegian wood (This bird has flown)” es una conocida composición de los Beatles que
viene incluida en su álbum de 1965 “Rubber Soul”. Al comienzo del libro,
mientras el protagonista aterriza en el aeropuerto de Hamburgo, escucha una
versión cutre de esta canción, lo que le hará retroceder unos veinte años, cuando
habitaba en el turbulento Tokio de finales de los sesenta. Aquí comienza la
evocación melancólica de una misteriosa mujer a la que amó y que, por
circunstancias que no procede desvelar, le abandonó. En un recorrido que abarca
desde su llegada a Tokio, hasta un inquietante final, vamos transitando por los
barrios de la capital del Japón en su compañía y la de sus peculiares amigos. A
quienes, con el tiempo, irá dejando atrás. Bonita historia de amistad, amor,
sexo y muerte en la que se plantea aquello de cualquier tiempo pasado fue mejor.
¿Pero
seguro que fue mejor? No lo tengo yo tan claro.
“I once had a girl,or should I say, she once had me.She showed me her room,isn't it good, norwegian wood? (...) And when I awoke I was alone,this bird had flown.So I lit a fire,isn't it good, norwegian wood.”
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