Mira
que me han cascao para que me lea este cómic. Y mira que me resistí
a leerlo, no sé bien porqué. No existía motivo para desconfiar de esos amigos en su faceta de críticos literarios. El tema es que ahora y con más de un
año de retraso, me he terminado “Arrugas”, de Paco Roca, álbum galardonado con
el Premio Nacional de Cómic 2008. En él, este historietista
valenciano practica una suerte de homenaje a la tercera edad, recopilando historias
sobre la vejez. Algunas son adaptaciones de vivencias que le contaron amigos,
familiares o vecinos, mientras que otras las fue conociendo en el transcurso de
las visitas a residencias y entrevistas a cuidadores y residentes que el autor
hizo mientras preparaba el libro.
Según
el crítico literario de Le Monde, Yves-Marie Labé, “Paco Roca habla de la
degeneración senil y del Alzheimer. Emilio, un antiguo ejecutivo bancario, es
alojado en una residencia por su familia. (…) Se acuerda de su infancia, olvida
lo que acaba de leer, se siente descolocado… Arrugas cuenta con precisión la
batalla contra la vejez. Una batalla sin armas pero no exenta de lágrimas.”
Dejémoslo
en que el cómic está bien. Contiene una historia que resulta amena, con algún
puntito de emotividad y el necesario giro dramático… Se lee muy fácil… Es
cortito… Y el dibujo, sin parecerme extraordinario, está la mar de apañado. Sólo
que no me apasiona. Lo lamento. El problema lo tengo yo. Con los abuelos, vaya
y el libro va de eso. Y para uno que se declara firme defensor de las técnicas
de control demográfico planteadas en “La fuga de Logan” (¡¡¡peaso Michael
York!!!), pues como que le cuesta esto... También es verdad que, con la aplicación
estricta de ese sistema ideado por David Z. Goodman y Michael Anderson, yo estaría viviendo de prestado…
Y
eso es “Arrugas” para servidor. Que soy consciente de que, seguramente, sea mucho
más que eso...
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