Pareciera
como si lo de la novela negra escandinava fuera un invento del malogrado Stieg Larsson,
autor de la celebérrima trilogía “Millennium”. Pero para nada. El
diario Público, en su edición dominical, elabora un interesante estudio en
el que muestra como existe una tradición nórdica previa al advenimiento de la señorita Salander. Estableciendo que si hay que designar un pionero, deberíamos
citar al matrimonio sueco compuesto por Maj Sjöwall y Per Wahlöö. Militantes
comunistas que ya desde mitad de los años 60 comenzarían a publicar novelas de
misterio en las que se abordaba la realidad político-social de su país.
Es precisamente esto último lo que diferencia al género en Escandinavia, respecto a como se desarrolla en otras latitudes. Estando en el origen el derrumbe de su modélico estado de bienestar y la necesidad de rascar tras esa imagen, un tanto exagerada, de socialdemocracia perfecta que suele acompañar a países como Suecia -de donde provienen la mayoría de estos escritores-,
Noruega, Finlandia, Dinamarca o Islandia.
Desde este último país -el mismo que vio nacer a Olafur Stefansson o los poemas mitológicos y heróicos contenidos en las Edda-, proviene Arnaldur Indridason, autor de “La mujer de verde”. Se trata de una de las novelas negras más elogiadas en los últimos cinco años en
Europa y los Estados Unidos. Es por ello el que, aprovechando el descuento por
la compra de libros durante la pasada Feria del libro de Valencia, me
decidí a adquirir un ejemplar y comprobar por mí mismo la valía del escritor
islandés.
La
historia es durita y arranca con el hallazgo de una
costilla humana en un edificio en construcción a las afueras de Reikiavik. El equipo del
comisario Erlendur Sveinsson se enfrasca en una compleja investigación, tratando
de resolver lo que parece un caso típico de desaparición. Pero las
cosas nunca son tan sencillas como parecen. Tras el hueso hay un cadáver y
detrás de este una trágica historia de miserias humanas, con un “asesino de
almas” como personaje principal. Unos sucesos terribles que sucedieron durante los años en los que Europa estaba inmersa en la Segunda Guerra
Mundial. Paralelamente asistimos a otra tragedia de carácter familiar, la del
propio comisario cuya vida esconde muchos relatos de dolor.
De
entrada decir que la novela de Indridason no aporta nada nuevo al género. Más
aún sí, como es mi caso, eres fiel seguidor del mejor detective nórdico de
todos los tiempos, el atípico Kurt Wallander. Protagonista de nueve de las
novelas de Henning Mankell y del cual ya hablé por aquí hace más de un año. Eso no quita para reconocer que la
historia es entretenidísima. Además el libro está muy bien escrito, aportando
un toque de malrrollismo estimable e incluyendo una enérgica denuncia a un
tema muy actual como el de la violencia de género. Desde luego que “La mujer de
verde” resulta ser una obra superior a otras del mismo rollo que lo están petando.
O que el puto Harlan Coben en cualquiera de sus versiones. Un inexplicable facturador de best sellers al que próximamente dedicaré
un post, por globero.
Tan
sólo ponerle una pega. Como diría mi amigo Esteban, el comisario protagonista es
un pelín cagapenas. Y sí lo sé, Wallander también padecía de ese
mal, pero al sueco lo quiero como a un hermano y se lo perdono tó.
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