lunes, 7 de abril de 2008

Pyongyang, de Guy Delisle


Pyongyang está en Corea del Norte. Localizada al suroeste del país, cerca del río Taedong, tiene una población aproximada de tres millones de habitantes. Pero poco más sabemos de la capital de uno de los países más cerrados a la comunidad internacional, ya desde la proclamación como presidente de Kim Il Sung en 1948. A su muerte, en julio de 1994, le sucederá en el cargo su propio hijo, Kim Jong Il, quien actualmente comanda los designios de la República Democrática Popular de Corea. A parte de esto, el conocimiento que yo pueda tener sobre la realidad del lejano país asiático es escaso. Sabemos de las tensiones generadas con los Estados Unidos por culpa de su programa nuclear. También que practican una suerte de culto a la figura del líder, hasta tal punto que algunos historiadores consideran al régimen como una dictadura Kimteocrática. Y he leído algo sobre los mal llamados campos de reeducación, pero poco más.

Pues allí que se plantó el dibujante franco-canadiense Guy Delisle (Québec, 1966) para colaborar con los únicos estudios de animación del país. Fruto de la estancia, va a reflejar en “Pyongyang” (2003) esas experiencias vividas durante los “dos meses de buenos y leales servicios”. Se trata por tanto de una novela autobiográfica que destaca en sus formas por un dibujo sencillo, en blanco y negro, que resulta adecuado para plasmar la atmósfera gris que impera en la capital norcoreana. Con un estilo de corte minimalista, el dibujante crea uno de los más interesantes documentos gráficos que existen sobre la vida en la actual Corea del Norte. Aunque lo más chulo del cómic, a mi parecer, son las reacciones del personaje protagonista, el propio Delisle, ante las situaciones que se le plantean. No deja de ser un reflejo, en clave de humor, de las reacciones que tendría cualquier occidental medio ante el clima de opresión, el bizarrismo o hasta el absurdo común en el que se desarrolla el día a día en Pyongyang. Son innumerables las anécdotas incluidas en el libro y a pesar de la seriedad del tema, o de la tristeza que nos puede causar el conocer la tiranía que los norcoreanos sufren en sus carnes, el autor consigue que nos riamos de y con ello.

Pero “Pyongyang” es, sobre todo, una gran novela gráfica escrita y dibujada por un autor más que interesante. Altamente recomendable tanto para amantes como no amantes de los tebeos.

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