domingo, 13 de abril de 2008

Sorolla en la Hispanic Society de Nueva York


El pasado día 31, tras cinco meses abierta al público y con casi medio millón de visitantes, finalizó la exposición “Sorolla visión de España” ubicada en el Centro Cultural Bancaixa de Valencia. En ella se mostraban los catorce paneles de gran tamaño que Joaquín Sorolla pintó por encargo para la Hispanic Society de Nueva York. Además de las obras, restauradas para la ocasión, la muestra incluía un montón de fotografías explicativas de todo el proceso de restauración, además de imágenes y textos sobre los inicios de la Hispanic Society.

Estas obras, que salían por primera vez de su emplazamiento original, fueron realizadas por el maestro valenciano a comienzos del siglo XX. Dando cumplimiento al encargo que el hispanista norteamericano Archer Huntington le realizó en 1911, con la finalidad de dar a conocer la cultura española en los Estados Unidos. Tras aceptar, Sorolla se dedicó a recorrer la geografía española, captando imágenes de los diferentes territorios, si bien al final la mayoría de paneles fueros pintados al natural. Las obras son “La fiesta del Pan”. Castilla (1913); “Los nazarenos”. Sevilla (1914); “La jota”. Aragón (1914); “El concejo del Roncal”. Navarra (1914); “Los bolos”. Guipúzcoa (1914); “El encierro”. Andalucía (1914); “El baile”. Sevilla (1915); “Los toreros”. Sevilla (1915); “La romería”. Galicia (1915); “El pescado”. Cataluña (1915); “Las grupas”. Valencia (1916); “El mercado”. Extremadura (1917); “El palmeral”. Elche (1918); “La pesca del atún”. Ayamonte (1919). En total, un trabajo colosal que ocupó sus últimos años de vida del pintor. Siendo considerada por él mismo como la obra de su vida.

¿Pero lo es realmente?
Desde mi punto de vista no. Y es que la exposición dista de ser un muestrario de esas características reconocibles en la obra de Sorolla y por las que alcanzó el estatus de maestro. A saber: el magistral empleo de la luz, la utilización de enclaves paisajísticos muy apegados a la tierra que le vio nacer  y, en definitiva, el reflejo de la cotidianeidad mediterránea. Estas cualidades de su pintura, que estarían reflejadas en obras como “La vuelta de la pesca” o “La playa de Valencia”, no se aprecian con claridad en esta exposición. Quizás un poco en “La pesca del atún. Ayamonte”. No así en los otros trece paneles. Estoy seguro que cualquier valenciano que haya acudido a la expo se habrá percatado. No es Sorolla un autor desconocido para los de la terreta. Hemos padecido innumerables campañas de Bancaixa, depositaria de gran parte de sus creaciones, publicitando la obra del pintor a través de la impresión de almanaques, láminas o estampas. De hecho se hace raro encontrar un domicilio en la Comunitat que sea ajeno al fervor sorollista.

Así pues, muy a pesar de la grandiosidad de los paneles y la maestría demostrada en alguno como “La fiesta del pan. Castilla”, no creo que hayamos disfrutado del mejor Sorolla. Lo que no quita que “Sorolla visión de España” resulte interesante por la significación del conjunto de obras expuestas y por el hecho de ser la primera vez que pisan Valencia y España. Pero no mucho más. Desde luego no compro que este sea uno de los más importantes conjuntos pictóricos de todo el siglo XX, como se está vendiendo.

Actualmente se prepara la misma exposición en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Posteriormente se desplazará a Málaga, Madrid, Barcelona, Bilbao, de nuevo a Valencia para después retornar a su emplazamiento original en Nueva York. Eso sería ya el próximo año.

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