viernes, 4 de abril de 2008

Damien Hirst, ¿Genio o farsante?

“El arte es como una medicina: puede curar. Sin embargo, siempre me sorprendió cuánta gente cree en la medicina y mira con desconfianza el arte”
Damien Hirst es uno de los artistas con mayor repercusión mediática del actual panorama artístico y probablemente uno de los más ricos. Ostentando una posición dominante en el mundillo del arte contemporáneo desde su eclosión, allá por los primeros 90, gracias a las exposiciones organizadas en la galería Saatchi. El británico ha conseguido ser tan admirado por unos como denostado por otros y cada una de sus obras viene envuelta en la polémica. Siendo la muerte el tema central de sus obras, no le ha costado estar siempre en el ojo del huracán. Gracias a eso, sus exposiciones gozan de un enorme seguimiento mediático.


Son habituales sus diatribas en contra de los medios de su propio país, a los que acusa de crear prejuicios en el público para con su obra -“El público podría encontrar mi arte muy agradable, pero sigue las opiniones de los grandes medios sin ver el arte. El público no necesita intérpretes para el arte porque utiliza el mismo lenguaje visual que la publicidad o el cine, que a veces es un lenguaje muy complicado”-. También se ha visto en problemas en los Estados Unidos, dónde se ha impedido la exhibición de varias de sus obras por no cumplir con la normativa sanitaria.

Nacido en Bristol en 1965 es el precursor de los YBAs (Young British Artists), un fenómeno de gran éxito internacional surgido en la década de los 90, como el grunge, que situó Londres en el eje de la actividad artística mundial y a varios de sus miembros, como Tracey Emin, Sarah Lucas, Sam Taylor-Wood o el propio Hirst, en la vanguardia mundial del arte. Formado en la Escuela de Arte y Diseño de la Universidad de Leeds, en sus orígenes trabajó habilitando solares de construcción en Londres. Más adelante estudió Bellas Artes en la Universidad de Londres, donde compaginó sus estudios con un trabajo a tiempo parcial en un depósito de cadáveres. Experiencia esta que habrá de ser determinante en la elección de temas y materiales para sus obras.
Su actitud abiertamente provocadora nos deja un sinnúmero de actos escandalosos, incluyendo el colocarse un cigarrillo en la punta del capullo ante un conjunto de periodistas que debieron de flipar. Así fue labrándose esa imagen de enfant terrible del arte de las islas. Sin embargo, esa particular forma de proceder cambiará radicalmente a raíz de un hecho luctuoso. La muerte de Joe Strummer, antiguo cantante de The Clash y gran amigo del artista, que cayó fulminado de un ataque al corazón en el año 2002. Ahí nace el nuevo Damien Hirst, un educado caballero inglés, siempre atento a los medios, autoridades y público. Para rematar este cambio, se muda de la City a la campiña inglesa, en donde actualmente reside. No me imagino a este tío dedicando su tiempo a tomar té con pastas o a jugar al bridge con las amigas de su mujer, pero vaya, como diría un francés c’est la vie.

Como he dicho al comienzo, el tema central de su obra es la exploración de la muerte, pero de una forma muy cruda y con gran fuerza representativa. Sus piezas más conocidas son aquellas que se incluyen en sus series sobre historia natural, en las que se sirve de animales muertos, muchas veces diseccionados, dentro de grandes tanques de formol. Uno de esos trabajos es el llamado “La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo”, que no es más que un enorme tiburón tigre dentro de una vitrina. Su venta por diez millones de dólares en 2004, hizo de Damien Hirst el segundo artista vivo más caro, consiguiendo escalar hasta el número 1 en el mes de junio de 2007, con la venta en Sotheby's de su "Cofre de medicinas" por 9 millones seiscientas cincuenta mil libras. En agosto del pasado año logró superar su anterior venta con su trabajo "Por el amor de Dios", una calavera humana auténtica, recubierta completamente en platino e incrustada de diamantes, que alcanzó una cifra de venta de cincuenta millones de libras.

Otra constante en la obra del artista es la obsesión por el instrumental médico y los productos farmacéuticos. En esta línea, el artista presentó en una de sus últimas exposiciones dos series de pinturas al óleo: las “Birth Paintings” y las “Biopsy Paintings”. En la primera serie, el autor plasma en estilo casi hiperrealista el nacimiento por cesárea de su último hijo. La segunda consiste en una serie de cuadros de gran tamaño basados en imágenes sobre biopsias de distintos tipos de cáncer y otras enfermedades terminales, que el artista cubre en parte con hojas de bisturí y cristales rotos.

Damien Hirst también es conocido por sus pinturas giratorias, hechas en una superficie circular y por las pinturas de puntos, que están hechos a base de fijar filas de círculos coloreados al azar. Además ha diseñado portadas de discos, dirigido vídeo clips y hasta participado en una película. Sobre él se han dicho infinidad de cosas, quizás más malas que buenas, pero el mercado le adora y su obra no ha parado de dar vueltas por el mundo. 


Así pues, ¿genio o farsante? Quizás un poco de ambas, ¿no?

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