Pyongyang está en Corea del Norte. Localizada al
suroeste del país, cerca del río Taedong, tiene una población aproximada de tres
millones de habitantes. Pero poco más sabemos de la capital de uno de los
países más cerrados a la comunidad internacional, ya desde la proclamación como
presidente de Kim Il Sung en 1948. A su muerte, en julio de 1994, le sucederá
en el cargo su propio hijo, Kim Jong Il, quien actualmente comanda los
designios de la República Democrática Popular de Corea. A parte de esto, el conocimiento
que yo pueda tener sobre la realidad del lejano país asiático es escaso. Sabemos
de las tensiones generadas con los Estados Unidos por culpa de su programa
nuclear. También que practican una suerte de culto a la figura del líder, hasta
tal punto que algunos historiadores consideran al régimen como una dictadura Kimteocrática.
Y he leído algo sobre los mal llamados campos de reeducación,
pero poco más.
Pues allí que se plantó el dibujante
franco-canadiense Guy Delisle (Québec, 1966) para colaborar con los únicos
estudios de animación del país. Fruto de la estancia, va a reflejar en “Pyongyang”
(2003) esas experiencias vividas durante los “dos meses de buenos y leales
servicios”. Se trata por tanto de una novela autobiográfica que destaca en sus
formas por un dibujo sencillo, en blanco y negro, que resulta adecuado para
plasmar la atmósfera gris que impera en la capital norcoreana. Con un estilo de
corte minimalista, el dibujante crea uno de los más interesantes documentos
gráficos que existen sobre la vida en la actual Corea del Norte. Aunque lo más chulo
del cómic, a mi parecer, son las reacciones del personaje protagonista, el
propio Delisle, ante las situaciones que se le plantean. No deja de ser un
reflejo, en clave de humor, de las reacciones que tendría cualquier occidental medio
ante el clima de opresión, el bizarrismo o hasta el absurdo común en el
que se desarrolla el día a día en Pyongyang. Son innumerables las anécdotas incluidas
en el libro y a pesar de la seriedad del tema, o de la tristeza que nos puede
causar el conocer la tiranía que los norcoreanos sufren en sus carnes, el autor
consigue que nos riamos de y con ello.
Pero “Pyongyang” es, sobre todo, una gran novela gráfica escrita y dibujada por un autor más que interesante. Altamente recomendable tanto para amantes como no amantes de los tebeos.
Pero “Pyongyang” es, sobre todo, una gran novela gráfica escrita y dibujada por un autor más que interesante. Altamente recomendable tanto para amantes como no amantes de los tebeos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario