Kars es una fría y degradada
ciudad al noreste de Turquía, capital de la provincia del mismo nombre y que en
la actualidad cuenta con menos de 100.000 habitantes. Su importancia la explica
su privilegiado enclave, a caballo entre los límites de la actual Armenia y
Turquía. Lo que históricamente originó innumerables contiendas por su control.
Perteneciendo tanto a Armenia, que aún hoy la reclama, como al Imperio Persa, a
la Rusia zarista, a la URSS y actualmente a Turquía. Incluso fue protectorado
británico por un breve periodo. Estas cuitas fueron determinantes para
la conformación de una sociedad multiétnica en la que cohabitan turcos, kurdos,
armenios, azeríes e incluso georgianos, y en la que son habituales las
tensiones entre ataturkistas, islamistas y guerrilleros kurdos.
Es en Kars donde el escritor turco Orhan Pamuk sitúa su aclamada novela “Nieve”
-“Kar” en turco-. Relata los acontecimientos acaecidos durante la breve
estancia allí de su protagonista, un tal Ka. Tres jornadas
en las que las tormentas de nieve aíslan por completo la ciudad. Y es que es
pleno invierno cuando este poeta y periodista, que regresa a su país tras años
de exilio para asistir al entierro de su madre, se instala con la idea de escribir
un artículo sobre la ola de suicidios de jóvenes musulmanas. Se topará con una
ciudad en constante conflicto y con una fortísima implantación de los
islamistas, que genera tensiones con los servicios de inteligencia y el
ejército turco. La sensación es que en cualquier momento va a estallar la bomba.
Estamos ante una especie de thriller político a la turca, en el que Pamuk
retrata las más diversas formas de ambición: el amor, el arte, el poder y la
religión. Desenmascarando algunas de las contradicciones que aprisionan el
corazón humano en muchos lugares del mundo islámico. Especialmente en esa
Turquía moderna, nexo de unión entre Oriente y Occidente, siempre a caballo
entre ambas orillas e indefinida en cuanto a soluciones de futuro. Con esta
novela el Premio Nobel turco evoca la realidad de la Turquía actual. Generando una
tremenda controversia entre sus compatriotas. Con una malísima recepción tanto
entre los sectores islamistas como entre los laicos. Hasta el punto que fue amenazado
de muerte por los primeros y a la vez procesado por las autoridades del Estado por “atentar
contra la identidad turca”. Hechos que parecen confirmar el vaticinio del propio
escritor, recogido en un Babelia de hace unos años, donde
afirmaba que “islamistas y militares se han unido contra la integración de
Turquía en la UE”. En la misma entrevista Pamuk decía que su “intención
en esta novela era mostrar la parte más pobre y con más problemas de Turquía”.
Y anda que no lo ha conseguido. También es verdad que no parece una crítica absolutamente
destructiva. Defendiendo una sociedad y cultura laicas para Turquía, pero sin
renegar de la riqueza aportada por el mundo islámico otomano. El caso es que por
todo eso y unas cuantas cosas más, el libro es bastante chulo.
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