En
un corto espacio de tiempo hemos asistido a la vuelta de dos de las grandes
bandas surgidas del universo Seattle, Pearl Jam y Alice in Chains. La edición
de "Backspacer", noveno álbum de estudio de la banda de Eddie Vedder, no ha
supuesto ninguna sorpresa para sus fieles seguidores. Siendo el único de los
"dinosaurios" del grunge que nunca se ha disuelto, nos tienen muy
malacostumbrados con la edición de nuevo material cada dos, o a mucho tardar,
tres años. Además, sí algo han sido capaces de conseguir en sus más de quince
años de trayectoria, es que todos y cada uno de sus álbumes merecen ser
escuchados de principio a fin, ofreciendo unos altísimos estándares de calidad que ya quisieran
para sí otras bandas con igual o mayor predicamento. Respecto a
"Backspacer" tan sólo puedo comentar que es la caña, rock'n'roll con el que te dan ganas de ponerte a saltar... energía en estado puro. Uno puede
escucharlo en sesiones non-stop todas las veces que quiera y nunca se va a
aburrir... (yo ya lo he hecho... je je). Desde mi punto de vista, está por encima de los dos últimos álbumes
editados por la banda y me atrevo a postularlo como uno de los discos del año 2009… si
no, tiempo al tiempo.
Lo
que no esperaba era el regreso de los Alice in Chains. Y mucho menos un
regreso tan bueno. Disueltos de facto el 5 de abril del 2002, tras el suicidio
de su vocalista Layne Staley, siempre pensé que cualquier intento de continuar
con la banda se tornaría inviable. Y ello a pesar de que Jerry Cantrell anunció
su vuelta allá por el 2006, para lo cual contarían con un nuevo vocalista de
nombre William DuVall. Pero al no trascender ninguna noticia más en todo este
tiempo, unido a mi natural desconfianza en un proyecto que no podría contar con
Staley, pues no me interesé más por el tema. Craso error Sulo. Ahora se
presenta ante nosotros "Black gives way to blue", un álbum de rock con
mayúsculas. Un disco espectacular. Once canciones que no desmerecen en absoluto
todo lo anteriormente editado por la banda de Seattle. Y William DuVall de
chapeau, hasta consigue que, en ocasiones, nos olvidemos de la alargada sombra
de Layne Staley. Y es que lo reconozco, yo soy de los que pensaba que el
“bueno” en Alice in Chains era el atormentado Staley, mientras que Cantrell era
poco más que un patanatas. Y de hecho aún lo pienso, al menos en parte, pero tengo que reconocerle una cosa: ha sabido conservar intacto el espíritu de los viejos Alice in Chains. Y después de abrir el frasquito de las esencias, ha surgido esta joya de disco. Lo cual es de agradecer, en unos tiempos
oscuros en los que ese tipo de rock se echa tanto
en falta. Un pedazo de disco, sí señor. Confiemos en que las esencias den para algún álbum más.
Se me ve la morriña noventera ¿eh?… je je je
PD.
Ya se que la muerte de Layne Staley se debió a una sobredosis de speedball (mezcla de heroína con
cocaína) y que nunca se ha decretado oficialmente que el suicidio fuese la causa, sin
embargo, sabiendo que Staley era un tipo depresivo y que en ese momento estaba
lamentándose por la muerte de su novia, pues me permito especular con que el tipo decidió quitarse de en medio de forma voluntaria. De hecho esa posibilidad se contempló oficialmente. Sulo CSI.
Speedball, gran juego de Magadrive... Eso también es morriña noventera., y grunchi.
ResponderEliminarI.