El
pasado 9 de octubre, fiesta de la Comunidad Valenciana para más señas, fue la
fecha elegida por la editorial Tusquets para poner a la venta en España “El
hombre inquieto” de Henning Mankell, el maestro de la novela policíaca nórdica.
Me enteré gracias a mi buen amigo Lupin que enlazó en su blog la noticia del
lanzamiento literario. Y yo, como buen lector de novela negra y seguidor
acérrimo de Kurt Wallander (“otro Kurt entre los grandes”) inmediatamente me
acerqué hasta la Fnac para agenciarme una copia. No podía dejar
pasar la ocasión de enfrascarme en su lectura y descubrir como discurre la
última aventura de este peculiar inspector de policía afincado en Ystad.
Y
yo que pensaba que Mankell daba por terminada la serie Wallander tras la publicación
de “La pirámide”. Sobretodo después de estar siete años sin noticias. Pero no, el escritor sueco se reservaba esta sorpresa como
colofón. Por que sí parece que esta será la última aventura de Wallander. No os
asustéis que no desvelo nada, tan sólo me limito a reproducir el gancho
promocional que la editorial está utilizando para aumentar las ventas del libro. En la misma portada reza: “El adiós de Wallander”.
En
esta novela vemos como la vida del inspector ha cambiado ligeramente: se ha desembarazado de su piso en la calle Mariagatan para hacer
realidad su sueño de tener una casa en el campo y vivir en ella con la única
compañía de un perro. Además su hija Linda, la protagonista de otra serie de
novelas policiacas de Henning Mankell, lo ha convertido en abuelo. Sin embargo, su tranquilidad se
verá perturbada poco después del nacimiento de su nieta Klara, cuando el suegro
de Linda, un oficial de alto rango de la Marina sueca, desaparezca en un bosque
cercano a Estocolmo. Aunque la investigación la dirige el inspector Ytterberg
de la policía de Estocolmo, Wallander no puede evitar implicarse, al fin y al
cabo se trata del suegro de su hija. ¡Y que coño!, que la novela es de Wallander...
y ese tal Ytterberg ¿con quien ha empatado?
Mis
impresiones tras haberme terminado el libro son buenas, como no podría ser de otra forma
tratándose del binomio Mankell-Wallander. Sin embargo, he de reconocer que
no es de las mejores de la serie. Y eso que hasta más allá de la mitad es casi perfecta,
pero a partir de ahí no me acaba de gustar como Mankell cierra (o no) algunas
de las cuestiones que se plantean. Especialmente aquellas que menos
relación tienen con la trama de esta novela y que vienen de lejos. Porque en este
episodio de la serie, Mankell, consciente de que va a ser el último, ha pretendido
atar todos los cabos sueltos relacionados con la vida del inspector y que hemos
ido conociendo gracias a los nueve libros precedentes. Por ello no
recomendaría a nadie empezar con “El hombre inquieto”, sin antes haberse leído estos nueve títulos.
Con
todo, siempre es un placer reencontrarse con viejos conocidos como Kurt
Wallander. Y da mucha penica que esto sea un hasta siempre y no un hasta luego... que se le va a hacer, alguna vez
tenía que ser la última, ¿no?
(“Y después, nada. El relato de Kurt Wallander
termina ahí, irrevocablemente. Los años que le queden por vivir, diez o quizás
algunos más, le pertenecen a él, a él y a Linda, a él y a Klara. Y a nadie más.”)
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