sábado, 31 de octubre de 2009

La química de la muerte

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Simon Beckett es un escritor británico nacido en 1968, padre del antropólogo forense experto en la descomposición de cadáveres David Hunter. Antes de obtener el reconocimiento internacional por la serie de novelas que tienen como protagonista a Hunter, Beckett trabajaba como periodista freelance. Precisamente con motivo de un artículo sobre medicina forense para The Daily Telegraph que le llevó hasta la mítica “Body farm”, un prestigioso laboratorio criminalístico en Tennessee (EEUU), surgió la idea de escribir “La química de la muerte”, la primera de las novelas de la serie.

Al tratarse de un libro policíaco con un enfoque diferente al habitual, con un médico y no un inspector de policía como protagonista, y sabiendo de los comentarios laudatorios al cargo de Rodrigo Fresán, que la incluyó en la selecta colección de novela negra contemporánea que Mondadori edita con el sello Roja & Negra (R&N), no tuve dudas en agenciármela y leerla inmediatamente.

Podríamos definirla como un thriller truculento en el cual un forense escondido de su pasado en una población de la Inglaterra interior, se reencuentra con su tragedia a raíz de un macabro hallazgo que trastorna al pueblo: un cadáver en avanzado estado de descomposición con unas alas de cisne intactas incrustadas en la espalda. Cuando la policía local, desbordada por los acontecimientos, conoce de las habilidades del doctor Hunter, este se verá envuelto en una investigación policial que no ha hecho nada más que comenzar.

La novelita es curiosa, se lee con facilidad, tiene ritmo, por lo que no aburre y cuenta con algunos momentos en los que el narrador está especialmente lúcido. Sin embargo es muy previsible, demasiado, y los giros argumentales operados en el último tramo están un pelín forzados. Un page turner claro, esos libros que te roban horas de todas partes por las ansias de saber más, pero no por ello un gran libro (recordemos que "El código da Vinci" o la trilogía "Millenium" también lo son, y en fin…). 

De todas formas “La Química de la muerte” resulta recomendable para pasar el rato entretenido con una novela policíaca sin pretensiones. Novela de evasión, especialmente indicada para los aficionados a series televisivas como CSI o Bones, como NO es mi caso. Así que, por lo que a mi respecta, aquí finaliza mi relación con el doctor Hunter.
  
Creo que es la quinta novela de la colección R&N, la cuarta que yo me he leído y sin duda la peor de todas ellas.  

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